29 Oct

Pr. Ranieri SalesDesde el 23 hasta el 31 de octubre, la Universidad Adventista del Plata (UAP) está viviendo las instancias de la Segunda Semana de Énfasis Espiritual bajo el lema «Señales». El orador que tiene a su cargo los temas de reflexión espiritual es el Pr. Ranieri Sales, pastor principal del Centro Universitario Adventista de San Pablo (UNASP), Brasil. Junto a Mara, su esposa, tienen dos hijos: Renán, de 19 años, y Renata, de 13.
La Agenda aprovechó el tiempo dispensado por el Pr. Sales y dialogó con él sobre la temática elegida y acerca de su ministerio.
-Desde el inicio de «Señales» el público ha captado la centralidad del tema.
«Sí. El sustento está en la Palabra de Dios y el objetivo es ayudar a las personas a entender mejor su mensaje: cómo relacionarse mejor con Dios y cómo él nos trata.
Muchas veces abrigamos la ilusión de que, si tenemos fe, vamos a tener todo lo que pedimos a Dios. Pero nos olvidamos que la voluntad del Señor es diferente a la nuestra y que —lo más importante— la voluntad de Dios, aunque no nos parezca, será siempre mejor que la nuestra. Así que, el verdadero milagro es el de Dios».
-¿Cómo surgió el plan de ser pastor?
«No tengo la respuesta. No hubo un momento en mi vida en el que pensé a qué me dedicaría. Cuando ingresé a la Iglesia Adventista del Séptimo Día y tuve un encuentro personal con Jesús, la idea surgió naturalmente, en forma espontánea. Cuando entregué mi vida al Señor lo hice con la intención de servirle por toda la vida».
Niños en la Semana de Oración-Pivoteando entre los extremos que dan equilibrio a la profesión, ¿qué es lo mejor de ser pastor y qué es lo más difícil?
«La mejor parte de esto es tener la oportunidad de dedicar todo el tiempo, el interés y la energía en la obra de Dios. Lo más difícil es exactamente lo que acabo de mencionar: estar todo el tiempo en foco con las cosas del Señor y no permitir que esto se vuelva una rutina cotidiana y vacía. Esta es la lucha que todo pastor tiene».
-Los tópicos que analiza en esta semana están centrados en señales y en la oración.
«Sí. Las primeras nos hacen recordar los milagros y la vida de Jesús, pero no me detengo solo en esto. Mi intención es dirigir el pensamiento de la gente en que Dios está siempre obrando en la vida de cada uno, todo el tiempo. ¡Esto es un milagro! Es una evidencia de que el Creador sigue al cuidado de la vida de sus hijos. El plan es interpelar al que atiende el mensaje a través de cuestiones sencillas y prácticas».
-¿Requiere un planteo distinto del mensaje el hecho de estar compartiendo este mensaje a un público tan disímil?
«Yo vivo esta cuestión en la iglesia de la Universidad Adventista de San Pablo. En una misma congregación conviven niños y ancianos, jóvenes y adultos, a lo cual me he acostumbrado en mi ministerio. Lo que me tranquiliza es saber que el mensaje de las Sagradas Escrituras no tiene edad, sino que es un mensaje integral y para todos. El desafío para el predicador es tener un lenguaje que pueda ser recibido por todos; es por esto que intento que mi decir sea sencillo y práctico».
-Entonces, ser cristiano es bastante sencillo.
«Sí. Uno tiene que tener esta sencillez. Cuando vemos la forma en que Jesús trataba a la gente, según atestiguan las Sagradas Escrituras, comparado con el trato que ellos recibían de sus dirigentes religiosos, notamos que él se relacionaba con sencillez, tanto en su vida como en sus enseñanzas. Todos entendían a Jesús, hasta los menos preparados. En minutos eran transformados, pues comprendían (como si algo les cayera del cielo) el testimonio del Hijo de Dios. En definitiva, somos nosotros quienes hacemos complejas las cosas. Si vemos la Biblia, ella contiene un mensaje simple, pero profundo. Uno va excavando y encontrando un tesoro: cuanto más profundo, nos volvemos mucho más ricos. Hay un mensaje simple de verdades profundas».
-¿Qué rol juega una institución como la UAP en el contexto de la misión de la iglesia?
«En primer lugar, cuenta con un público directo: sus alumnos. Ellos llegan hasta aquí buscando su formación profesional, en pocas palabras, su futuro. Muchos no tienen una religión, una relación personal con Jesús. Ellos son este público directo. Aunque en este lugar no se hace proselitismo religioso, se tiene un propósito claro de cuál es el cometido, por eso se preparan actividades que combinan con la convivencia en el campus, que nos unen, y posibilita experimentar el conocimiento de la Biblia, creciendo en una experiencia religiosa. Muchos de ellos, antes de graduarse, entregan su corazón a Jesús.
Semana de Oración»Pero existe otra dimensión en este rol, que no alcanza con llegar hasta este público. Estamos hablando de perdurar en nuestros alumnos este legado y que, por extensión, sus vidas alcancen a otros. Llegan a la UAP para formarse, para consolidar el cimiento que servirá de base para su vida cristiana: el estudio de la Palabra de Dios y la oración. Su vida, al salir de aquí, no sigue siendo la misma. Aquí está la principal función de una universidad adventista: preparar profesionales de influencia que sean luz para otros. Ellos nunca olvidarán la experiencia vivida en esta casa».
-¿Qué mensaje desea dejar a la comunidad educativa de la UAP?
«Es un honor estar aquí y disfrutar del buen trato recibido. Solo puedo decirles que permanezcan en Cristo. No desistan de Jesús. En este proceso es importante el contacto con la Palabra de Dios, pues es la expresión de su poder. A través de ella él creó el universo. En esto reside la importancia de mantener este contacto para mantener nuestra vida. Que quede claro que cuando hablo de la Palabra de Dios hago referencia a la escrita y a la predicada. No importa la imperfección de quien predica, Dios hará el milagro de transformar tu vida».