23 Feb

Mag. Rizzo junto a la familia Mazzoli, mientras el Mag. Pérez Schulz eleva la plegaria de consagraciónEl sábado 18 de febrero, en el templo de la Universidad Adventista del Plata, se realizó la presentación del nuevo pastor Principal de la Iglesia de la Universidad.
El pastor Roberto Giordana, al aceptar el llamado que la Iglesia Adventista del Séptimo Día le cursara para desempeñarse en la Asociación Bonaerense, será reemplazado en las tareas por el Pr. Horacio Mazzoli. El mencionado líder está desempeñándose como docente en la Facultad de Teología y, además, está cursando la última etapa de su doctorado.
Durante el momento de la presentación, la cual estuvo a cargo del Mag. Horacio Rizzo, rector de la institución, se llevó a cabo una oración de consagración para el Pr. Mazzoli y su familia (Noelia Marrero, su esposa, y sus hijos Thiago Emanuel (9 años) y Franco Ezequiel (6 años)) en esta nueva etapa que se les presenta. El Mag. Gabriel Pérez Schulz tuvo a su cargo la respectiva plegaria.
El mensaje central estuvo a cargo del Pr. Mazzoli, quien enfocó el tema en la porción de las Sagradas Escrituras que se encuentra en el evangelio según San Mateo, capítulo quince, versos veintiuno en adelante. El tema fue titulado «Cuando los actos de Dios te confundan».
«Esta es una historia de fe —afirma el nuevo pastor Principal— sin lugar a dudas. Es un decidir estar por Cristo a pesar de entender o no lo que Él está haciendo. Es confiar en Jesús más allá de todo. Y muchas veces, a pesar de otros».
Continuando con su prédica, el Pr. Mazzoli consignó: «La misma mujer cananea, en ese acto de no echarse atrás a pesar de tantas barreras que la separaban del Maestro, ella no declinó su fe y continuó rogando, a pesar del silencio de Jesús. Te pregunto, ¿ qué es lo que hacés cuando te encontrás con el silencio de Dios? En este relato Jesús está probando la fe de sus discípulos y de la mujer».
Ante un templo de la UAP ocupado en su totalidad, el Pr. Mazzoli expresó: «En esta situación que destacan las Sagradas Escrituras los discípulos no fueron facilitadores para el encuentro de esta madre con Jesús. Ante esto, otra cuestión, ¿qué hacés cuando los de la fe no actúan coherentemente con ella? ¿Seguís confiando en el Hijo de David?».
«Jesús estaba sumamente interesado en esa mujer —dice el Pr. Mazzoli—, jamás rechazó a nadie que se le hubiera acercado. Lo que sorprende es la respuesta del Maestro “mi misión es ir a socorrer las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Esta madre que bregaba por su hija, a pesar de esta respuesta que pareciera otra puerta que se cierra ante sí, sigue confiando en Jesús. Te pregunto, ¿qué hacés cuando la respuesta de Jesús no es la que esperabas? ¿Seguís confiando en que es el Hijo de David, que está al mando de las circunstancias, que tiene un propósito en tu vida y que te sigue amando?».
«Es muy significativa esta escena donde la mujer se postra a los pies de Jesús —expresa el Pr. Mazzoli—, no discute con el Señor…simplemente se mantiene firme en sus convicciones. La fe en la Palabra de Dios no es creer en algo, es confiar en Alguien. Estar seguro en los actos de Dios y, aunque esta mujer cananea no lo entiende todo, hay algo que sí tiene claro: en Jesús está la solución del problema. Aunque las puertas parecen cerrarse, ella sigue confiando que Jesús es el Hijo de David, el Mesías».
Concluyendo, el Pr. Mazzoli continuó de esta manera: «Ante el versículo veintiséis les pregunto, esta aseveración de Jesús ¿era más una invitación para quedarse o para irse? La respuesta para este dilema nos la brinda el evangelio según San Marcos, en el capítulo siete verso veintisiete, en donde encontramos la ayuda para entender que, en donde muchos podrían ver puertas cerradas, para esta mujer estaban abiertas. Esta es la parte que más me emociona. Esta madre ve un “sí” en donde todos ven un “no”. Esto es la fe, confiar y creer en Dios y en sus promesas. Por confiar en las palabras del Señor fue hecho un milagro en la vida de su hija. Ella le dijo a Jesús que una miga de su mesa era suficiente para satisfacer sus necesidades. Eso es fe, explicitada en su perseverancia. Con ese “Oh mujer”, Jesús evidenció la emoción que tenía al decir: “tu fe es verdaderamente grande; hágase contigo como pediste”. ¿Estás dispuesto a confiar plenamente en Jesús?».