12 Jun
Cada año, la Universidad Adventista del Plata (UAP) envía a jóvenes estudiantes con vocación de servicio a un país de la «Ventana 10/40». En este segundo año del proyecto institucional, el Pr. Walter Lehoux, secretario de Promoción, Relaciones Públicas y Multimedios de la UAP, tuvo la misión de acompañar al nuevo grupo que reemplazó al equipo que, desde 2014, estaba realizando tareas de asistencia y bien común en aquellas lejanas tierras. Cabe recordar que el Pr. Lehoux es quien coordina la Escuela de Misión en esta casa de estudios, la cual tiene como objetivo brindar preparación e instrucción a aquellos que desean realizar actividades de servicio en otros países.
En diálogo con el Pr. Walter Lehoux, le consultamos acerca del alcance del plan y la forma en que este nació: «Surgió como una propuesta del mismo alumnado durante uno de los programas “I Will Go». No podíamos quedarnos solo con invitar e instar a nuestros estudiantes para ir al campo misionero. Como universidad, tomamos la decisión —sin precedentes en instituciones educativas adventistas del mundo— de adoptar un país en la “Ventana 10/40” (frecuentemente llamada «El cinturón resistente», un área que se extiende del oeste de África hasta el este de Asia, entre los 10 y los 40 grados al norte del ecuador. Esta región específica abarca la mayoría de los países no cristianos). Contando con el apoyo del liderazgo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de todo el mundo, tomamos la decisión de avanzar con el plan. El contador Oscar Ramos convocó a los líderes de los diferentes grupos misioneros que funcionan en la UAP para charlar sobre este tema. Ellos no sabían nada de la propuesta, o sea del nombre del país que habían sugerido los administradores eclesiales. Cuando compartimos el plan institucional de adoptar un país en la “Ventana 10/40”, uno de los jóvenes comentó que tenía un amigo en un país de esta región, quien le contaba acerca de las necesidades que tienen las personas de aquellos lugares. Entonces, el Cr. Oscar Ramos preguntó cuál era el nombre de ese país. Cuando ellos lo mencionaron, nos asombramos al notar que coincidía con la propuesta que traía la administración de la institución. En ese momento nos dimos cuenta de que el plan era de Dios».
En el marco de la conversación con el pastor Walter Lehoux, le preguntamos cuál es la mayor dificultad al momento de preparar y entrenar jóvenes con este destino particular, a lo cual respondió: «Son muchas. Una de ellas es el sentido de la contextualización. En el mundo de la misiología, la contextualización es un pilar fundamental. El desconocimiento de esta disciplina le impedirá al misionero utilizar de manera correcta las herramientas para realizar su trabajo. Trabajar en la misión transcultural implica el uso de herramientas y metodologías muy diferentes de las utilizadas en nuestros contextos o en nuestra cultura. La contextualización bien aplicada permite al misionero acercarse a la cultura, y comprender el comportamiento y la manera de pensar que tienen las personas de otros lugares. El otro punto importante es conocer el idioma».
Durante el diálogo, el pastor Lehoux destacó: «Los países del este y del sur de Asia son muy particulares. Son naciones con una belleza natural incalculable, con personas amables, cariñosas y respetuosas. Son lugares que realmente te enamoran. Por otro lado, algunas de esas naciones han pasado momentos muy difíciles en su historia (invasiones de distintos pueblos: China, Mongolia, Turquía y la Unión Soviética), lo cual no les permite tener una identidad nacional fuerte».
También, al momento de compartir un balance de los resultados de este programa, nuestro entrevistado afirmó: «Es maravilloso, porque es un milagro de Dios. No es fácil trabajar y ser comprendido en tierras extranjeras. Sin embargo, a pesar de las barreras idiomáticas, culturales y religiosas, los milagros de Dios se ven. Con las mejores intenciones de hacer el bien en estas regiones, estamos trabajando con dos pilares: el deporte, a través de una escuela de fútbol, y la enseñanza, a través de clases de música, inglés y español. Pronto estaremos agregando un tercero, en el área de la salud».
Cuando se abrió la Escuela de Fútbol se contaba con ocho alumnos pertenecientes a la escuela adventista del lugar (en esta institución residen los jóvenes que enviamos desde la UAP). Al término del mes, el número había crecido a ochenta. Hoy, asisten ciento veinte alumnos, entre niños y jóvenes. Actualmente, el crecimiento se ve limitado por la falta de infraestructura adecuada para tal fin. Sin embargo, los líderes locales están trabajando para mejorar las instalaciones. Esto se hace con mucho sacrificio. A pesar de las barreras mencionadas, las personas responden a nuestras propuestas.
»Otro gran inconveniente es el clima sumamente crudo que reina en aquellas latitudes. Un día agradable ronda los -10 °C. En el verano y, durante dos semanas, la temperatura puede alcanzar los 30 °C, mientras que en el invierno, las temperaturas pueden alcanzar los -40 °C. Aun en estas condiciones —hasta con 20 centímetros de nieve— las clases de fútbol no se suspenden».
Dando cierre a la charla, el pastor Lehoux aclaró: «Un aspecto muy importante al momento de predicar el evangelio en aquellos lugares es ser un cristiano legítimo. No se puede ser un cristiano a medias. Ellos están observando todos tus movimientos, todo lo que haces. En muchos países no cristianos, lamentablemente el cristianismo es mal visto. Sin embargo, hoy, nuestros jóvenes están haciendo una diferencia. Los chicos de aquel lugar se acercan a nuestros misioneros y les dicen: “Yo quiero ser como vos”. Esto es muy importante ya que las personas de aquellas culturas aprecian los valores».