01 Sep
Durante los días domingo 28 y lunes 29 de agosto, la Universidad Adventista del Plata recibió a un importante número de profesores de educación física, fisioterapeutas, kinesiólogos, nutricionistas y estudiantes, quienes participaron en el curso intensivo titulado Kinefilaxia: una Alternativa para la Educación Física y la Fisioterapia.
Esta propuesta estuvo coordinada por el Prof. Dr. Daniel Airasca quien, desde un abordaje teórico-práctico, se propuso construir conocimientos sobre el valor etiológico de la actividad física, su relación con la salud, las conductas personales y el medio ambiente; reflexionar sobre los fenómenos emergentes y las posibilidades de gestión de la actividad física para la salud; y vivenciar estrategias didácticas y metodológicas de la implementación de la actividad física orientada al bienestar.
El expositor es doctor en educación; director académico de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría y de la Especialidad en Kinesiología deportiva de la Universidad Abierta Interamericana, sede Regional Rosario; y coordinador de la Especialización en Formación Motriz del Ministerio de Educación, Santa Fe.
La Agenda pudo dialogar con el Dr. Airasca y le consultó acerca del concepto de kinefilaxia, ante lo cual expresó: «Es uno de los tres agentes de la kinesiología, que acciona sobre el proceso sanidad-enfermedad del hombre. La kinefilaxia se dedica a la promoción de la salud y a la prevención de la enfermedad. Históricamente, la kinesiología se apoyó sobre los otros dos agentes: la fisioterapia y la kinesioterapia, para obrar sobre la rehabilitación, es decir volver a dar capacidad motora a esa persona que la había perdido total o parcialmente. La kinefilaxia, por el contrario, actuaría antes del horizonte clínico, en forma preventiva o en forma educativa de la salud, intentando que el individuo siga siendo móvil, funcional y siga teniendo independencia motora. Esto se alcanza a través de juegos, deportes modificados, actividad física con esos fines preventivo-higiénicos».
Este enfoque, ¿ha sido siempre así?
«No. La kinesiología se asentó socialmente por demandas de rehabilitación, después de las dos guerras en Europa, y luego de la epidemia de poliomielitis, en la década de los cincuenta, en Argentina. En los sesenta comienza a cambiar el perfil epidemiológico de la gente, y esta sociedad civilizada empieza a darse cuenta de que ellos mueren por enfermedades que tienen que ver con el estilo de vida (enfermedades cardiovasculares, y la diabetes o enfermedades metabólicas). Aquí es donde la kinefilaxia se empodera y aparece y tiene algo que decir: “Ya que en este estilo de vida el sedentarismo es un factor de riesgo que lleva a la diabetes tipo 2 o a una cardiovasculopatía, esta disciplina ofrece la actividad física en su forma sistemática o regular, como un estímulo singular para mantener al individuo en movimiento”. Esto aparece hace poco tiempo, sobre todo porque estas enfermedades— en lo que respecta a lo que puede hacer la kinesiología, después del horizonte clínico— es exactamente igual a lo que puede hacer antes. Este tipo de conclusión es la primera vez que se materializa en la historia de la epidemiología. A modo de ejemplo, esto no ocurre con el HIV. Antes se deben tomar medidas preventivas en el cuidado personal, pero contraída la enfermedad, no puede reproducirse la primera práctica».
Siguiendo este enfoque interdisciplinario, preguntamos al Dr. Airasca cómo se propicia esta cooperación. «Esto se da porque las patologías prevalentes (cardiovasculopatías y diabetes) son enfermedades complejas. No son enfermedades simples como la tuberculosis provocada por el bacilo de Koch. Una persona que fuma, ¿debe sufrir una afección cardíaca? No necesariamente. Un individuo obeso, ¿es víctima de diabetes? No necesariamente. ¿Aumentan las probabilidades de ser diabético si soy obeso? Sí. ¿Aumenta el riesgo de contraer un infarto si consumo nicotina? Sí. ¿Hay una relación lineal directa? No. De aquí se desprende el concepto del factor de riesgo, variables que al estar presentes aumentan la probabilidad de padecer este tipo de patología. Esta concepción es multicausal, multidimensional, holística y ecológica, ya que involucra a todo el individuo y su entorno».
Después de lo dicho, quisimos saber si los actuales profesionales de la salud están empapados de esta mirada preventiva de las patologías. «No. Es un proceso lento. La sociedad aún está volteando hacia el paradigma de la curación y no al de la prevención. Obviamente que un paradigma basado en la prevención es un paradigma educativo, pues se trabaja bajo el concepto de un individuo autónomo, que decida qué cosas hacer en forma individual o colectiva, con el fin de mejorar la salud particular y social. Es una visión constructivista de la salud».
Finalizando el diálogo, pedimos al Dr. Airasca su balance sobre estas dos jornadas de aprendizaje y reflexión: «Estoy muy feliz de estar aquí. Ya lo estaba al recibir la invitación de parte del Dr. Daniel Yáñez y del Lic. Leopoldo Andrini. Tenía muchas expectativas sobre esta visita. Y las superé, no solo por lo que significa Libertador San Martín o por los valores, el modo, el estilo, o la cosmovisión que maneja la UAP —lugar que lo hace diferente al entorno al que estoy acostumbrado—, sino que he visto alumnos de distintos lugares del país y del mundo, motivados aun enfrentando un curso con una propuesta netamente antidisciplinaria. Yo estoy enrolado en lo que se denomina pedagogía crítica, una pedagogía provocadora que busca que la gente piense. Esta oferta define el protagonismo del alumno».