14 Jul
Del 2 al 10 de julio, veintisiete misioneros voluntarios pertenecientes al grupo Jóvenes Adventistas Misioneros (JAM) de la Universidad Adventista del Plata (UAP) viajaron a la provincia de Buenos Aires con el fin de construir los cimientos de una nueva iglesia adventista. El proyecto se localizaba inicialmente en la ciudad de Abasto, situada en el departamento de La Plata. Debido a las inclemencias del tiempo, la actividad se trasladó a la localidad cercana de Lisandro Olmos, donde los jóvenes trabajaron con entusiasmo.
Los miembros del grupo, conformado por estudiantes de la UAP, alumnos del Instituto Adventista del Plata y vecinos de la localidad de Libertador San Martín, realizaron tareas de construcción en el salón de jóvenes, la cocina y las salas de niños de la Iglesia Adventista de Lisandro Olmos. A su vez, llevaron adelante una colonia de vacaciones para niños, una semana de énfasis espiritual para los miembros de la iglesia y una actividad destinada a la comunidad en la cual obsequiaron literatura y compartieron mensajes de esperanza en las calles principales de la localidad, integrando a los miembros de la Iglesia Adventista local en el evento.
Jessenia Ching, estudiante de la UAP y tesorera del grupo JAM, compartió con La Agenda su balance de este viaje misionero: «A pesar de los cambios e imprevistos que afectaron nuestro proyecto, pudimos estar cómodos y más que contentos por realizar la obra del Señor. Fue una semana espectacular, no solo por la obra en la que se avanzó, sino por los testimonios y experiencias que se llevó cada participante. Uno de los momentos que más nos emocionó fue ver cómo los miembros de esa iglesia continuaron las actividades de construcción el día domingo mientras nosotros organizábamos nuestros bolsos para volver a la Universidad. Ellos nos expresaron que a partir de nuestro trabajo les dimos esperanzas y les contagiamos las ganas de finalizar con la obra de su iglesia. Y no solo esto, sino que un grupo de ellos se comprometió a colaborar con la iglesia de Abasto, ubicada en la localidad a la que nos dirigíamos inicialmente. Esto fue más que emocionante».
«Otro de los milagros –nos cuenta Jessenia- fue la recepción que encontramos en la localidad de Lisandro Olmos. El cambio de lugar implicó una nueva estrategia para invitar a la comunidad a las actividades que íbamos a realizar. Gracias a Dios, tuvimos una cantidad muy grande de amigos que se acercaron a la colonia de vacaciones para niños y a la semana de énfasis espiritual. De esta manera Dios también mantuvo nuestro buen ánimo y no permitió que nos desanimemos. A partir de esta experiencia en Buenos Aires, acordamos comenzar un grupo pequeño de estudio de la Biblia y una clase bíblica. Estamos felices porque vimos la mano de Dios en cada momento y a Él le damos las gracias por permitirnos vivir esta experiencia. No nos quedan palabras para expresar cada milagro del cual fuimos testigos durante esta semana».