14 May
Con motivo de los veinte años de trayectoria del programa “Adventist Colleges Abroad” (ACA) que funciona en la Universidad Adventista del Plata (UAP), entre el 7 y el 9 de mayo se contó con la presencia de la Dra. Odette Ferreira, directora mundial de dicho programa y directora asociada del Departamento de Educación de la División Norteamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD).
Cada año, el programa cuenta con varias universidades adventistas de los Estados Unidos representadas en la UAP, como Andrews University, Southern Adventist University, Pacific Union College, La Sierra University, Walla Walla University, Oakwood University, Loma Linda University, y otras (ver La Agenda 10-2015).
Entre las actividades llevadas a cabo el jueves, podemos mencionar la cena de despedida, oportunidad significativa en la que la UAP saluda a estos estudiantes que a fines del mes de mayo regresan a sus lugares de origen. En dicha ocasión, se contó con la presencia del Cr. Oscar Ramos, rector de la Universidad; la Dra. Ferreira; y el Dr. Haroldo Brouchy, director del programa que funciona en la UAP. Además, se contó con la presencia de alumnos, exalumnos, profesores y exprofesores, quienes contaron las experiencias vividas durante su participación en ACA.
La Agenda dialogó con la Dra. Odette Ferreira, referente mundial del programa, sobre el objetivo del programa de ACA.
«Es un programa muy importante de la IASD a nivel mundial, pues los jóvenes norteamericanos no solo salen de su país para estudiar un nuevo idioma (la propuesta es de once lenguas, de las cuales el español es la más importante por ser el segundo idioma en Estados Unidos), sino también para la adaptación cultural. Deseamos que al estudiante se le amplíe el mundo, que conciba la diversidad en el pensar y viva una vida espiritual. Para nosotros, como iglesia mundial, es muy importante que esta nueva generación tenga estos conceptos naturalizados. Ellos atestiguan que el programa les ha cambiado la vida.
Los estudiantes quedan prendados con la UAP.
«Los chicos aman mucho la UAP y la Argentina. La gente es muy simpática con ellos, los atiende muy bien, al punto de que los estudiantes no se sienten extranjeros en estas tierras. Esto es mérito de los líderes del programa y de la administración de la UAP. Este es, a mi entender, uno de los mejores programas que tenemos en el mundo.
¿Cómo ha visto el progreso de ACA en la UAP durante estos veinte años?
«Dos décadas atrás, arribábamos a la Asociación General (AG) de la IASD, en los Estados Unidos, y en ese mismo año, 1995, llegaba a la Argentina el primer grupo ACA. A esos ocho alumnos les gustó mucho la experiencia vivida. Rápidamente, comenzó a aumentar el número de chicos, a tal punto de que, ante tal número de solicitudes para la UAP, debimos proponer un cupo. Al anunciar esta disposición a todas las universidades adventistas de Estados Unidos, de repente, todos querían llegarse hasta la UAP. Hemos tenido años con muchos alumnos y otros en que disminuyó el número, pero la UAP siempre está vigente. Las universidades más internacionales de Estados Unidos animan a sus alumnos para que estudien y consigan los niveles más altos en idiomas (español, francés, chino, italiano, etc.). Vuelvo a rescatar la calidad del programa que lidera el Dr. Brouchy aquí en la UAP. Destaco el equipo de profesores y los componentes de la administración de la universidad que apoyan y ponen atención al programa, cuestión que me emociona.
ACA es administrado por la División Norteamericana.
Muchos piensan que es un programa patrocinado por la Asociación General. A mí me toca desempeñarme en muchos equipos de la mencionada asociación, pero el programa pertenece a la división y esta lo financia. Esta administración tiene una visión internacional y sustenta este programa para que los jóvenes norteamericanos puedan aprovechar los beneficios de ACA.
¿Desde cuándo funciona este programa?
ACA tiene cincuenta y dos años. Celebramos los cincuenta años en Collonges, Francia, en donde funcionó el primer programa de este tipo. La Sierra University fue la primera en enviar un gran número de estudiantes para aprender francés. En el acto que se realizó en esta universidad californiana estuvieron presentes algunos de aquellos primeros alumnos de ACA, quienes contaron sus experiencias del viaje de California al puerto de New York para luego partir, en barco, a tierras francas. Cuatro años más tarde se fundó un programa en Sagunto, España; luego en Asia. Estos fueron los primeros tres. El año pasado tuve la posibilidad de celebrar los cuarenta años de ACA en Sagunto. Debo mencionar que antes el programa ya funcionaba en Valencia. Teniendo en cuenta esto, ACA UAP es muy joven. No puedo creer lo rápido que han pasado estos veinte años. En La Sierra University he podido encontrarme con cuatro alumnos de la primera promoción de ACA Argentina. Uno es médico, otros son abogados y docentes en universidades estatales. A ellos les ha ido muy bien en la vida y me contaron cómo les cambió la vida el hecho de haber formado parte de aquel primer grupo de ACA en la UAP. No solo los jóvenes hablan bien de esta universidad; también lo hacen sus padres. Oro cada día para que esto continúe así.
¿Qué se llevan los chicos de esta experiencia personal y afectiva?
«Los chicos aquí logran un manejo muy fluido de la lengua. Pude presenciar exámenes orales y pude impresionarme con la forma de hablar que han adquirido en este lugar. Otra cosa: la vida espiritual en la UAP los impresiona mucho. Los viernes —me comentan— son testigos de cómo todos se preparan para recibir el sábado. Todos se preparan como para una fiesta, afirman. Para ellos, esta es una experiencia muy fuerte. La multiculturalidad de la universidad es un tema importante también. Para ellos es importante entender que las diferencias son buenas; aceptar y respetar esta diversidad entendiendo que diferente no es mejor o peor, es solo diferente. Captando esto, tenemos una mejor persona. De esta forma, tendremos un joven preparado para una iglesia diversa, como lo es en Estados Unidos. Una cosa aprenden afuera: que ellos mismos son extranjeros. Esto les permite entender a las personas que vienen de otros países.
Durante su estadía en la UAP, ellos tienen más tiempo para pensar en su futuro. Luego que retornan de la Argentina, se comprometen en acciones de servicio para la iglesia en sus respectivos lugares. Esta gama de cosas son las que obligan a los padres a llamarme por teléfono y decirme que sus hijos han vuelto diferentes, maduros y con más criterios para la toma de decisiones.
A nadie le gustan las despedidas…
«Nos encontramos con una situación contradictoria. Por un lado, los chicos están contentos de poder volver a sus ciudades y estar con sus afectos. En el otro sentido, están tristes (hasta las lágrimas) de dejar este lugar, que es como su casa. Aquí también dejan amigos, experiencias y anhelos».
¿Cuál es su sueño para el programa en la UAP?
«Me gustaría que siga creciendo y se haga más fuerte. A pesar de la competencia con Sagunto, aquí, por ser una Universidad más grande, hay más posibilidades y están dadas las condiciones para aprender el idioma más rápido. Los referentes de las distintas universidades americanas que envían sus estudiantes al programa de ACA UAP confiesan la calidad en la preparación de los estudiantes. Aquí debería funcionar el centro principal del programa, y esto se lo confieso a mis amigos y familiares. En la UAP se trabaja muy bien y a pesar de las proporciones del programa comparado con la UAP, me impresiona la dedicación que pone la administración en ACA. Aquí siento que los chicos son queridos y contenidos».