15 May
Desde el 9 de mayo, la Universidad Adventista el Plata (UAP) está viviendo la I Semana de Énfasis Espiritual 2014 bajo el lema: “Atrévete…”. El Pr. Denis Sand, orador de esta semana, es el actual director de Evangelismo, Misión Adventista y Centro Multimedia de la Unión del Sur de la División Euroasiática de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Nació en 1971 en San José, Uruguay. Se graduó en la UAP en 1992. Sirvió como capellán y como pastor distrital en Argentina y los Estados Unidos.
Aprovechando la estadía del Pr. Sand, La Agenda dialogó con él acerca de su experiencia, su paso por la UAP y los desafíos que presenta el campo del servicio.
-¿Cómo hacer para que “atreverse” pase del relato a la acción?
-Tomar decisiones es el primer paso. Si no tomamos decisiones no podemos hacer nada en la vida. Claro, después de haberlo hecho debemos tomar otras, por ejemplo la decisión de atrevernos a compartir a Jesús. Si no dejo la siesta para salir junto a mi grupo de misión y trabajar en esta dirección, no va a pasar nada. La decisión está siempre acompañada de otras más pequeñas que involucran renuncias para cumplir con el cometido.
-Al recibir su llamado para servir, ¿cómo fue el proceso de decidir?
-La decisión no fue nada fácil ya que teníamos dos invitaciones: ir a Asia Central o al sur de Florida, Estados Unidos. En ese momento le pedí al Señor que quitara una, que fuera él quien definiera la situación. ¿Por qué dos opciones? En realidad, lo que Dios estaba haciendo era ayudarnos a crecer a través de las decisiones. A Dios no solo le preocupa el resultado final. Muchas veces está más interesado en el proceso por el cual llegas hasta ese punto. Es que, en ese proceso, llegamos a renunciar a nosotros mismos, a nuestros deseos, para que el Señor pueda empezar a capacitarnos para la tarea. La invitación comienza ese proceso. Para nosotros, lo más desafiante fue discernir si era la voz de Dios la que nos estaba llamando, no tanto el tema de las consecuencias que implicaba tal empresa. Nuestros seres queridos nos instaban a pensar bien lo que íbamos a hacer, sobre todo por nuestro hijo de dos meses de vida. Aunque tenían razones lógicas, nosotros nos ocupamos en verificar que fuera la voz de Dios la que nos llamaba.
-En su experiencia en aquellos lugares desafiantes, ¿cuál ha sido la estrategia para vencer el fracaso (claro, un punto de vista muy humano)?
-Hay ocasiones en que no recoges los frutos que esperas. Pareciera que todo es “no” y nada sale. El Señor te regala frutos al ver personas tomando decisiones para cambiar su forma de pensar. A modo de ejemplo, el lunes 12 conté la historia de una joven que se decidió por Cristo y que participaba en un grupo de estudio de la Biblia. De ese mismo grupo, seis personas se bautizaron el año pasado y eso es un milagro impresionante ubicado en un contexto cultural sumamente difícil. Es como un gol en la final del mundial de fútbol. Así son los bautismos en esas tierras.
-¿Cómo incidió en tu experiencia el hecho de haber pasado por la UAP?
-Por un lado está la preparación académica que es de gran utilidad. Por otro lado, está la educación en el trabajo. Recuerdo mi paso en tareas en las áreas de relaciones públicas y en fotografía. Rescato la formación de vida que recibí, integrando lo académico y el trabajo, formación que no recibí en otro lugar. En el lugar en el que me desempeño, se vivieron setenta años de comunismo y la gente no tiene idea de lo que es la iniciativa, la búsqueda de la excelencia (no es simplemente hacerlo, sino que es hacerlo bien y mejor). Esto es fundamental y me sirve para contagiar a otros esta filosofía de vida de la que me nutrí en la UAP.
-¿Cuál es el perfil de persona que se necesita para cumplir con el llamado de Dios a servir?
-Esa persona debe contar con una relación con Dios que le permita ir hasta donde el llamado lo lleve. Sin esto, es imposible. El que sirve debe dar lo que tiene, no solo la teoría sino que debe ser una práctica en su vida. Hace unos años, el Instituto de Misión de la Asociación General de la IASD hacía leer, a todos aquellos que iban a servir en otros lugares del mundo, el libro del Dr. Henry Blackaby “Mi experiencia con Dios”, cuyo postulado es la invitación a experimentar a Dios en tu vida. Sin esa experiencia no hay posibilidades de sobrevivir sirviendo. Hay momentos muy duros en los que te preguntas: ¿Qué hago acá? No entiendo el idioma, no hacen caso, hasta te parece que los que participan en tu iglesia te hacen la guerra. ¿Qué hago acá? Me voy y listo. Pero si tenés una experiencia profunda con Dios, sentís que te llamó con un propósito y pasás por encima de todos los problemas que se te presenten.
-¿Cuál es el futuro de Denis Sand?
-No sé. De lo que estoy seguro es que voy a estar donde Dios me mande. Hoy es donde me toca estar, mañana solo Dios sabe. Estando en manos de Dios no tengo temor alguno.
-Un balance de lo que estás viviendo en la UAP y un mensaje para la comunidad educativa.
-Mi experiencia en estos días ha sido maravillosa. Me encanta el espíritu misionero que impera en este campus. En mis días no lo veía de esta manera. No puedo definir la alegría que me dio el hecho de recibir a estudiantes de esta Universidad en el lugar en donde me desempeño. La emoción que me provocó dialogar con los dirigentes de la División Sudamericana y de la UAP acerca de los proyectos de servicio en estas tierras, no tiene dimensión. Jamás imaginé que la UAP iba a realizar un emprendimiento así. Me inspira el espíritu de servicio que se tiene en esta Universidad.
Lo más importante para una persona es descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida y eso solo se va a notar con una relación profunda con él. En medio de esa relación es donde escucho y reconozco su voz. Lo que queda: obedecer. El lugar al que Dios te diga que debes ir es el mejor de todos y no hay otro.