Hacía dos meses que un grupo de estudiantes de Teología oraba pidiendo a Dios un vehículo en el que pudieran viajar juntos a compartir las buenas noticias del amor de Dios en distintas localidades de nuestro país en las que existen grandes necesidades e inquietudes espirituales. Ya habían iniciado el proyecto en sus propios vehículos, pero el escaso espacio disponible dificultaba grandemente la tarea.
Un día, vieron en Internet un vehículo como el que necesitaban. A partir de ese momento comenzaron los milagros. Alguien decidió donar el dinero para su adquisición. Pero providencialmente y de una manera asombrosa, Dios orientó la búsqueda hacia algo mucho mejor justo antes de cerrar el trato. También, hizo que aparecieran más corazones generosos que proveyeron los fondos necesarios para hacer realidad este sueño de servicio abnegado.
Hoy, por la gracia de Dios y para su gloria, la esperanza fundada en la Biblia ya tiene ruedas y hay una tripulación de jóvenes teólogos de la UAP dispuestos a mantenerlas en movimiento hasta el pronto regreso de Cristo.

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